Nadie pensó, cuando salió el Nissan Leaf hace diez años ya, que lo de los vehículos eléctricos se iba a convertir en una verdadera revolución. Y es que, nada más que en Europa, ahora mismo, la venta de este tipo de vehículos ha experimentado un crecimiento del 132%.
Siendo el Leaf como fue el primer 100% vehículo eléctrico (VE) pensado para el mercado generalista, no nos da ningún reparo decir que el mundo es, hoy, un poquito más sostenible gracias a su existencia.
Y no, no estamos exagerando, porque, por ejemplo, desde que llegó el Leaf, las infraestructuras de carga pública no han parado de crecer: de los 2.379 que había en Europa en 2011 hemos pasado a 213.367.
Además, la eficiencia del Leaf se ha demostrado con creces en datos como que desde el comienzo de su proceso de producción hasta el final de su ciclo de vida, generan hasta un 80 % menos de CO2 que los coches con motor de combustión interna equivalentes. ¿Es o no es esa manera de contribuir a lograr un futuro más limpio?
¿Sabías además que las baterías de tu VE pueden ser reutilizadas y recicladas? En Nissan hicimos una prueba con 148 baterías de Leaf y creamos el mayor sistema de almacenamiento de energía de todo el mundo en el estadio Johan Cruijff Arena de Ámsterdam en 2018.
Pero ¿qué tiene el Leaf que no tengan otros?
Pues aparte de un diseño muy atractivo, el Nissan Leaf ha introducido tecnologías sin precedentes como el e-Pedal, el ProPILOT y el modo Eco. Y gracias a sus bajos costes de funcionamiento y sus cero emisiones, implican beneficios para el planeta, pero también para tu bolsillo.
Además, trae dos tipos de batería, una de corto recorrido y otra de largo recorrido. La de corto, con hasta 270 kilómetros de autonomía, es ideal para la ciudad: trayectos diarios al trabajo, recoger a los niños en el cole… Y de largo, con hasta 385 kilómetros de autonomía es la idea si tenemos que recorrer más distancia a diario.
No hay que olvidar tampoco lo fácil que resulta cargar un Nissan Leaf. Y es que existe una gran variedad de modalidades de carga que van desde un simple enchufe doméstico hasta los cargadores rápidos de uso público.